VERSIONES ANTIGUAS
LATINA ANTIGUA
Se le da el nombre de Latina Antigua a la
primera versión conocida de toda la Biblia al latín. Parece que se hizo en el
norte de África durante la segunda mitad del siglo II d.C.
Esta versión se basó en el texto griego tanto
del Antiguo Testamento (Septuaginta) como del Nuevo Testamento. De ahí su
importancia, pues nos ayuda a determinar el estado del texto de la Septuaginta
en esa época. La Latina Antigua circuló profusamente en todo el imperio y
sufrió revisiones que, en lugar de reflejar el latín literario y pulido de la
época, reflejaban más bien las formas de hablar del pueblo común.
VULGATA LATINA
Se conoce con este nombre la Biblia preparada en
latín por Jerónimo a fines del siglo IV. Es la versión de la Biblia que más
amplia y profunda influencia ha ejercido en el mundo cristiano occidental. Vino
a ser la «Versión Autorizada» de la iglesia catolicorromana, de ahí que su
vocabulario influyera definitivamente en toda la obra teológica de la Edad
Media y aun en la de nuestros días. De tal manera dominó también la obra
literaria secular hasta el siglo XV, que las lenguas romances no pueden negar
su deuda a los giros latinos de la Vulgata.
El origen de esta Biblia se debe al Papa Dámaso
(366–384), quien ante el descrédito de la llamada Latina Antigua por las muchas
revisiones y debido a lo común e iliterario de sus expresiones, designó en el
año 382 al más estudioso y capaz de los eruditos bíblicos de su tiempo, a
Eusebio Jerónimo, conocido simplemente como Jerónimo, para emprender una
revisión completa del texto latino. Cuando Jerónimo entregó a Dámaso la primera
parte de su trabajo, los cuatro Evangelios, explicaba que había cotejado cuidadosamente
la versión existente con los manuscritos griegos, cambiando solo lo que había
creído absolutamente necesario, reteniendo de la antigua versión latina toda la
fraseología que ya se había vuelto muy familiar.
Tal vez este principio general explica la falta
de uniformidad al traducir las mismas expresiones del original mediante
diferentes expresiones latinas, como en el caso de la palabra griega arjieréus, que en Mateo se traduce princeps
sacerdotum, mientras en Marcos es summus sacerdos y en Juan pontifex. Parece ser que este principio general
caracterizó la revisión de todo el Nuevo Testamento y desde entonces se ha
discutido entre los eruditos la participación que realmente tuvo Jerónimo en
esta obra, llegando algunos a afirmar que ninguna.
En cuanto al Antiguo Testamento, después de
intentar la revisión de varios libros con base en la Septuaginta, Jerónimo
llegó a la conclusión de que el único camino a seguir era volver al hebreo
verdadero. Para este trabajo Jerónimo viajó a la Tierra Santa; se estableció en
un monasterio de Belén, estudió el hebreo y consultó con frecuencia a los rabinos
judíos, lo cual explica la semejanza entre algunos pasajes de la Vulgata con
los TÁRGUMES.
Por muchos años la gente rechazó el trabajo de
Jerónimo por no entender la razón crítica de muchos de los cambios que realizó
a la Antigua Latina. Aun Agustín criticaba la obra de Jerónimo porque al
seleccionar el texto hebreo arrojaba dudas sobre la inspiración de la
Septuaginta. No obstante, con el pasar de los siglos el cristianismo occidental
la aceptó sin reservas, convirtiéndose en la Vulgata Versio, es decir, la «Versión Común».
VERSIONES
SIRÍACAS
El dialecto arameo usado en Edesa y la
Mesopotamia occidental se llamaba siríaco, que era similar pero no idéntico al
arameo usado en Palestina en tiempos de nuestro Señor. La traducción más
antigua del Nuevo Testamento al siríaco data del siglo II. De esta versión,
aparte de algunas citas en la literatura patrística, solo quedan dos manuscritos.
Ambos son copias fragmentarias de los Evangelios. A uno se le designa generalmente
con el nombre de Siríaco Sinaítico de ca. Del siglo IV y al otro se le conoce con el
nombre de Siríaco Curetoniano de ca. Siglo V.
El documento conocido con el nombre de
«Diatesarón de Taciano» corresponde a una armonía de los cuatro Evangelios
arreglada ca. 170 d.C. y que circuló
ampliamente en el Cercano Oriente hasta que declararon hereje a Taciano. Las
llamas devoraron este valioso documento del cual se conservan muy pequeños
fragmentos en griego.
Una traducción árabe del Diatesarón se ajustó
posteriormente a la versión siríaca llamada Peshita. La versión Peshita (en siríaco, simple) del Nuevo Testamento parece haberse producido
en el siglo IV. Para esta fecha las antiguas versiones siríacas necesitaban una
revisión y alguien se encargó de unificarlas en una sola versión sencilla que
se convirtió en la Versión Común Peshita de las iglesias sirias. Esta forma revisada y
cotejada con los originales griegos fue aceptada por ambas iglesias sirias, la
nestoriana y la jacobita, y ha sido desde entonces transmitida con mucha
fidelidad hasta nuestros días. Como la iglesia siria no aceptaba como canónicos
los libros de 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis, la Peshita no los incluye.
Entre los jacobitas se hicieron varios intentos
de restar popularidad a la Peshita, y a comienzos del siglo VI el obispo de
Mabburg, llamado Filoxenus, comisionó a su coadjutor Policarpo que preparara
una traducción del texto griego de toda la Biblia al siríaco, donde se incluyó
por primera vez todas las epístolas de Pedro y de Juan junto con las de Judas y
el Apocalipsis. De esta versión quedan muy pocos fragmentos.
La versión del Nuevo Testamento al siríaco
palestino o, para llamarlo con más propiedad, arameo palestino, se hizo en el
siglo IV. Solo quedan algunas porciones extensas de los Evangelios. Esta
versión, aunque muestra la influencia de la Peshita, refleja una forma especial de texto griego
existente en Palestina durante los siglos IV y V (TEXTO DEL NUEVO TESTAMENTO).
VERSIONES
COPTAS
La última forma que tomó la antigua lengua
egipcia se llamó copta y, hasta los comienzos del cristianismo, se escribió en
jeroglíficos. Posteriormente se utilizó el alfabeto griego con la ayuda de unos
pocos caracteres especiales. Del copto se conocen seis dialectos, y toda la
Biblia o el Nuevo Testamento se tradujo especialmente a cinco de ellos.
Porciones del Nuevo Testamento se tradujeron al sahídico que se hablaba en el
alto Nilo, alrededor de Tebas, ca. Del comienzo del siglo III. Un siglo más tarde
ya todo el Nuevo Testamento estaba traducido.
Hubo numerosas versiones en bohaírico, que se
hablaba en el bajo Nilo, alrededor de Menfis, que se conservaron más completas
y en mejor estado. Excepto por un importante manuscrito del Evangelio de Juan
en subajmímico, dialecto que se hablaba al sur de Asyut y que data del siglo
IV, tan solo unos pocos fragmentos se conservan en otros dialectos. Todos estos
testimonios coptos del Nuevo Testamento se hallan hoy en pleno estudio y se
consideran de mucha importancia para la crítica textual de los diferentes textos
griegos que se usaron en las traducciones.
LA VERSIÓN
GÓTICA
Son varias las razones que han habido para dar
importancia a esta versión hecha en el siglo IV por el obispo Ulfilas, apóstol
de los godos de las provincias del Danubio: Es la más antigua de cuyo autor
tenemos plena identidad y es una de las pocas versiones de esa época para la
cual se dice que el autor inventó un alfabeto, constituyendo así el más antiguo
documento literario teutónico. Esta versión se conoce hoy, en forma fragmentaria,
en seis diferentes manuscritos. El más completo es una lujosa copia que data
del siglo V y contiene partes de los Evangelios. Está escrito en letras
plateadas sobre vellón púrpura, de ahí que se le conozca con el nombre de Codex
Argenteus: «códice plateado».
VERSIÓN
ARMENIA
Durante la primera parte del siglo V, Mesrop,
inventor del alfabeto armenio, y Sahak, el Patriarca, comenzaron una traducción
de la Biblia a la lengua nacional armenia como reacción a la influencia de las
versiones siríacas. Con todo, es probable que el texto base fuera en parte una
versión siríaca. En general la versión armenia es de una belleza insuperable
por su dicción y precisión. Con razón se le ha llamado: «La reina de las versiones».
VERSIÓN
GEORGIANA
La lengua georgiana la hablaba un pueblo
dinámico y fuerte que habitaba en el Cáucaso, entre el mar Negro y el Caspio.
Parece no haber tenido relación con otras lenguas. El cristianismo llegó a los
georgianos en el siglo IV y, de acuerdo con una tradición armenia, Mesrop inventó
e introdujo un alfabeto entre los georgianos. No se sabe quién hizo la primera
versión de las Escrituras ni qué base textual se utilizó para la misma, si el
griego, el siríaco o el armenio. Lo que sí parece ser cierto es que las
primeras porciones traducidas, posiblemente los Evangelios y los Salmos, datan
del siglo V. En cuanto a la versión del Nuevo Testamento hay bastantes
probabilidades de que se haya basado en el siríaco o en el armenio. Muchas
revisiones parecen haberse llevado a cabo antes de que Eutimio hiciera una
completa revisión en el siglo X, que ha servido de base a varias ediciones
impresas.
VERSIÓN ETIÓPICA
La presencia del cristianismo en Etiopía, según
la historia, comienza en el siglo IV con la presencia de Frumentino, a quien
Atanasio, Patriarca de Alejandría, consagró obispo de Acsum. Posiblemente
Frumentino inició la traducción de las Escrituras al etiópico. Lo cierto es que
existe un buen número de versiones en esta lengua que acusan obviamente
orígenes variados y que sin duda son copias de versiones muy antiguas.
VERSIONES
ARÁBICAS
Es posible que no se hayan producido versiones
árabes de las Escrituras antes de la muerte de Mahoma que, con el Corán, hizo
del árabe una lengua literaria. Desde entonces y hasta el siglo XIII hubo varias
versiones en las que se advierte claramente el texto que sirvió de base. Unas
se hicieron directamente del griego mientras otras se hicieron del siríaco, del
copto y del latín.
VERSIONES EN ESPAÑOL
LA BIBLIA
ALFONSINA
Es probable que los valdenses y albigenses, en
su celo evangelizador, hicieran llegar a España por lo menos partes de las
Sagradas Escrituras a fines del siglo XII y principios del XIII, puesto que en
1233 el rey Jaime de Aragón se vio obligado a publicar un real edicto en el
Concilio de Tarragona prohibiendo la lectura de las Sagradas Escrituras en otras
lenguas que no fueran las lenguas muertas. Quizás este decreto haya sido eco de
un edicto similar del Concilio de Tolosa de 1229. No obstante, en 1260, en la General Estoria de Alfonso el Sabio aparecieron los libros de la
Biblia, pero en forma resumida y parafraseada. Por el número de manuscritos
encontrados en las bibliotecas españolas del texto sagrado en lengua vernácula,
se supone que hubo muchos intentos anteriores y posteriores a Alfonso el Sabio
de traducir la Biblia o partes de ella al español.
EL NUEVO
TESTAMENTO DE ENZINAS
La reforma religiosa del siglo XVI logró que
todos los pueblos de Europa quisieran tener las Sagradas Escrituras como la
fuente única de su fe y práctica religiosa. España no fue una excepción, y
pronto aparecieron españoles dedicados a traducirlas directamente de los
originales. Debido a la persecución inquisitorial, este trabajo debió hacerse
fuera de las fronteras nacionales. A Francisco de Enzinas debemos la traducción
y publicación del primer Nuevo Testamento completo que se conoció en español
(1543).
EL NUEVO
TESTAMENTO DE JUAN PÉREZ
Juan Pérez, erudito español, distinguido y
honrado por el emperador Carlos V, fue el autor de una nueva publicación del Nuevo
Testamento al castellano en 1556, al que agregó una traducción de los Salmos.
El valiente Julianillo Hernández introdujo y distribuyó profusamente en suelo
español este Nuevo Testamento a costa de su propia vida.
LA BIBLIA DEL OSO
La primera Biblia completa en castellano
apareció en 1569 en Basilea, traducida por el erudito español Casiodoro de
Reina. Hoy, después de varias revisiones (la última de ellas se hizo en 1995),
sigue circulando ampliamente en el mundo de habla hispana bajo el nombre de la
Biblia Reina-Valera. La primera edición contó con 2603 ejemplares. La segunda
salió en 1602 y la tercera en 1622. Apareció con una «Amonestación», con notas al
margen de la pluma del traductor y con los libros apócrifos dispersos en el
Antiguo Testamento. Un ejemplar de cada una de las tres primeras ediciones de
esta monumental obra se encuentran en la Biblioteca López del Instituto
Superior Evangélico de Estudios Teológicos de Buenos Aires.
Agotada la primera edición de la Biblia del Oso,
Cipriano de Valera emprendió la tarea de revisarla cuidadosamente, cotejándola
con los originales, como él mismo afirma.
Eliminó las notas marginales, actualizó la
ortografía y acortó los encabezados y los títulos. Los libros apócrifos, que en
la Biblia del Oso aparecían dispersos en el Antiguo Testamento, en la revisión
de Valera aparecen reunidos y colocados entre los dos testamentos. La revisión
(Amsterdan, 1602), apareció con una «Exhortación al cristiano lector» escrita
por el mismo Valera al lado de la «Amonestación» de Reina.
FELIPE SCÍO DE
SAN MIGUEL
En 1793, doscientos veinticuatro años después de
la versión de Reina, apareció la primera traducción católica de la Biblia al
castellano hecha directamente de la Vulgata.
DOS EDICIONES MÁS APARECIERON EN 1797 Y EN 1808.
FÉLIX TORRES
AMAT
En 1823 apareció en Barcelona otra versión
católica hecha de la Vulgata y que se conoce con el nombre de su autor. Con el
fin de hacerse más accesible al lector popular, Torres Amat apeló en su
traducción a frases y expresiones parafrásticas, que le han acarreado no poca
crítica y sí mucho desprestigio.
RIVERA
En México, en 1833, se produjo en veinticinco
tomos la primera traducción de la Biblia hecha en la América española. Es obra
de un tal Rivera, quien se basó en una traducción al francés de la Vulgata que
había realizado el Abad Vence, pero tuvo buen cuidado de cotejarla con los
originales.
NUEVO PACTO
En 1858 se publicó en Edimburgo una versión
bastante literal del Nuevo Testamento firmada con las iníciales G.N. y que, al
parecer, corresponde al protestante Guillermo Norton. Se llamó «Escrituras del
Nuevo Pacto»; su propósito fue «verter al castellano puro el significado del
original griego, de una manera tan aproximada, tan clara, tan completa y tan
uniforme como es posible». Se han hecho varias ediciones.
VERSIÓN
MODERNA
En 1893 se publicó una traducción de toda la
Biblia hecha por H.B. Pratt, misionero de la Iglesia Presbiteriana en Colombia.
Una revisión apareció en 1923. Aunque al principio esta versión la aceptaron
con bastante entusiasmo, posteriormente ha caído en desuso ya que el pueblo
evangélico sigue prefiriendo la versión de Casiodoro de Reina. Juan Robles
En 1906 se imprimió un Nuevo Testamento
traducido en el siglo XVI por Juan Robles. Esta versión se conoce como la
«Traducción clásica de los Evangelios», y había permanecido olvidada en los
archivos de El Escorial. El interés y cuidado de publicarla se debió a fray
Maximino Llaneza. La ventaja y particularidad de esta traducción fue que no se
hizo de la Vulgata, sino directamente de los originales. Es interesante ver la
libertad con que el autor discute en su introducción y notas temas tan
controvertidos en aquella época. De haberse conocido entonces hubiera sin duda
ido a parar a manos de la Inquisición.
VERSIÓN HISPANOAMERICANA
En 1916 apareció la primera edición (Nuevo
Testamento solamente) de la Versión Hispanoamericana, llevada a cabo por una
comisión mixta de seis traductores protestantes que incluía personas oriundas
de España e Hispanoamérica, así como algunos misioneros anglosajones. La
novedad de esta versión es la adopción de los códices alejandrinos
representados en la recensión de Eberardo Nestlé, apartándose de los códices
bizantinos de que se sirvió Erasmo y el editor del «Texto Recibido» y que sirvieron
de base a la traducción de Casiodoro de Reina (TEXTO DEL NUEVO TESTAMENTO).
PABLO BESSON
Se debe a Pablo Besson, pastor bautista, una
traducción del Nuevo Testamento que se publicó en Buenos Aires en 1919. Como
crítico y erudito de altos vuelos en materia de Nuevo Testamento, Besson
produjo una traducción más bien para estudiosos que para el lector común.
NÁCAR-COLUNGA
La primera traducción completa de las Sagradas
Escrituras al español, hecha directamente de los originales por eruditos catolicorromanos,
apareció en 1944. Se debe a la erudición de dos profesores de la Universidad de
Salamanca: el canónigo Eloíno Nácar
Fuster (Antiguo Testamento) y Alberto Colunga
(Nuevo Testamento). Esta Biblia ha recibido una amplia aceptación por la limpieza,
claridad y pureza de su estilo y por tanto ha tenido muchas ediciones.
JOSÉ
STRAUBINGER
Para la misma fecha apareció en Argentina la
primera Biblia completa traducida en Hispanoamérica directamente de los
originales. La tradujo el obispo J. Straubinger, profesor de Sagrada Escritura
en el Seminario Mayor de San José de la Plata (Buenos Aires). Esta Biblia ha
tenido muy buena acogida entre el pueblo catolicorromano.
BOVER-CANTERA
En 1947 apareció en España una nueva versión de
la Biblia traducida por los sacerdotes J.M. Bover (Nuevo Testamento) y F.
Cantera (Antiguo Testamento). Hecha con un espíritu crítico, se puede decir que
hasta la aparición de la llamada «Biblia de Jerusalén», esta era la única
Biblia de estudio que existía en lengua castellana.
VARIAS
VERSIONES HECHAS ENTRE 1947–1967
Estos años han sido particularmente fecundos en
traducciones catolicorromanas hechas directamente de los originales. Aunque han
aparecido muchas traducciones de los cuatro Evangelios y de otras porciones de
la Biblia, mencionamos solo las traducciones completas del Nuevo Testamento, o
de la Biblia, salvo la «Sinopsis concordada de los cuatro Evangelios» hecha por
Juan Leal, profesor de Sagrada Escritura en la facultad teológica de Granada, y
que se publicó en 1954. Esta obra se esfuerza en armonizar el texto de los
cuatro Evangelios con un criterio científico. Obras como esta se conocen varias
desde hace muchos años en el campo protestante.
1. En Toluca, México, apareció en 1962, en una
edición de cuarenta mil ejemplares, una traducción del Nuevo Testamento
auspiciada por CEBIHA (Centro Bíblico Hispano Americano).
2. En 1964 apareció en Madrid, España, una Biblia
publicada por Ediciones Paulinas y traducida por un equipo dirigido por
Evaristo Martín Nieto; que es una verdadera joya por su estilo y por su
fidelidad a los originales.
3. Ese mismo año la Editorial Herder publicó una
Biblia que llamó «Edición popular de las Sagradas Escrituras» y que Serafín
Ausejo revisó y cotejó cuidadosamente con los originales, añadiendo el
propósito: «Hombres doctos en la materia han procurado incorporar a esta
edición los mejores resultados de otras versiones nacionales y extranjeras».
4. En 1964, la Editorial Verbo Divino publicó la
traducción del Nuevo Testamento hecha por Felipe Fuenterrabía, es una obra de
grandes méritos por su estilo y fidelidad, de la cual se han hecho ya muchas
ediciones.
5. El año de 1967 fue especialmente rico en estas
publicaciones. Apareció El Libro de la Nueva Alianza, traducción del Nuevo Testamento conducida por
Alfredo B. Trusso, de Argentina, y dirigida especialmente a la mayoría
del pueblo que carece de los conocimientos críticos y de los recursos del
idioma para entender traducciones más refinadas.
LA BIBLIA DE
JERUSALÉN
También en 1967 se publicó, después de cinco
años de ardua labor llevada a cabo por un equipo de competentes traductores, la
llamada «Biblia de Jerusalén». Con ese mismo título apareció primero en
francés, luego en inglés y finalmente se publicó en castellano simultáneamente
en España y Buenos Aires. De ella dijo Germán Arciniegas que es «una obra en
español que flotará por sobre todo lo demás que se ha publicado en muchos años».
El equipo de traductores españoles estuvo dirigido por Pedro Franquesa y José María
Solé, misioneros clarentinos.
NUEVO
TESTAMENTO «ECUMÉNICO»
Todavía en el mismo campo catolicorromano, pero
hecha con «espíritu ecuménico», la Editorial Herder de Barcelona publicó
también en 1967 la traducción de un Nuevo Testamento. Esta edición la costeó la
Comunidad Protestante de Taizé, Francia. La traducción misma la realizaron tres
eruditos católicos y revisó un equipo interconfesional, ya que en algunas de
sus sesiones estuvieron presentes algunas personalidades protestantes como
Gonzalo Báez-Camargo, de México; Luis Fidel Mercado, de Puerto Rico, e Ignacio
Mendoza, de España, los que también tuvieron la oportunidad de revisar y anotar
las pruebas de galera antes de su publicación.
VERSIÓN
POPULAR: DIOS LLEGA AL HOMBRE
La primera traducción que se hace al castellano
en el campo protestante desde la aparición de la versión de Besson (1919). El
propósito y el alcance de esta versión, que apareció en 1966 y de la cual ya se
han vendido muchos millones de ejemplares, están expuestos muy claramente en la
introducción del volumen: «Como es una traducción distinta y no una revisión de
las otras versiones, su vocabulario y estilo es, por tanto, diferente. Se ha
tratado de expresar el significado del original griego en el castellano de hoy
día. Se ha dado preferencia a los vocablos y formas gramaticales castizos que
son propiedad común del habla popular de todos los niveles de la cultura. Como
la Versión Popular evita ciertos giros literarios y algunas expresiones poco
usadas, no es tan literal como otras versiones de la Biblia. Su propósito es
comunicar el mensaje del original en términos bien conocidos, siguiendo el
ejemplo de los autores del Nuevo Testamento, que escribieron en el lenguaje
común y corriente de su época».
LA BIBLIA PARA
LATINOAMÉRICA
Típica de una nueva serie católica de Biblias
cuyas notas y fraseología reflejan una honda preocupación pastoral es «la
Biblia en su texto íntegro, traducida, presentada y comentada para las
comunidades cristianas de Latinoamérica y para los que buscan a Dios, por un
equipo pastoral bajo la dirección de Ramón Ricciardi» (con base en Chile). Vio
la luz en 1971 en Madrid, Ediciones Castilla.
LA BIBLIA AL
DÍA
Esta versión, que apareció por primera vez en
1973, se trata de una paráfrasis de las Sagradas Escrituras. Se preparó
siguiendo el estilo de la famosa Living Bible estadounidense. Sin embargo, ha sido
ampliamente revisada y cotejada con otras versiones.
BIBLIAS EN
PREPARACIÓN
Actualmente la International
Bible Society está trabajando en la versión
que se conocerá con el nombre de Nueva Versión Internacional. Además, las Sociedades Bíblicas están
preparando otra versión en lenguaje bien sencillo.
VERSIONES EN OTRAS LENGUAS IBÉRICAS
En España se han hecho varias versiones a
idiomas ibéricos como fruto del resurgimiento de los idiomas regionales y del
intenso interés por la Biblia.
VERSIONES CATALANAS
L’ EVANGELI
SEGONS SANT MARC
Fundació bíblica evangélica, Barcelona 1970. Es
parte de una nueva versión evangélica en preparación. El lenguaje es sencillo y
digno. Esta traducción incorpora a los evangélicos al movimiento bíblico en
lengua catalana.
LA BÍBLIA
Versión de los textos originales de notas por los
monjes de Monserrate. Casal I Vall, Andorra 1969–1970. Esta versión erudita es
la culminación de cincuenta años de movimiento bíblico en Cataluña. Como
traducción se apega a los textos originales, pero se expresa en catalán
literario. Las notas ofrecen un comentario extenso, muy útil para los
cristianos de todas las tendencias.
BÍBLIA
Fundació Bíblica Catalana, Alpha, Barcelona,
1968. Es la versión que se prefiere en Cataluña y un modelo de entusiasmo
bíblico y trabajo de equipo. La traducción es libre y está expresada en un
catalán hermoso. Los comentarios bíblico-teológicos se hallan en la línea más
renovadora del catolicismo romano actual.
VERSIÓN GALLEGA
A Palabra de
Deus, Do Adro, Santiago 1965ss.
Esta novísima traducción al gallego cuenta hasta ahora con los Evangelios y los
Salmos. La traducción es fiel y dulce. Las notas representan una postura
catolicorromana tradicional.
VERSIONES VASCUENCES
Los evangélicos fueron pioneros en esta tarea,
pero en épocas pasadas. El pastor calvinista Juan de Lizárraga publicó ya en el
año 1567 su traducción del Nuevo Testamento: Iesus Christ Gure
Iaunaren Testamentu Berria. En nuestros días el jesuita Olabide tradujo toda la Biblia al
moderno éuscaro (o vascuence) literario: Itum Za eta Beia. Editorial Mensajero, Bilbao 1958. Traducción
que trata de superar las grandes diferencias dialectales del vascuence hablado.
Es de gran valor lingüístico.