VERSIONES DE LA BIBLIA

VERSIONES ANTIGUAS

LATINA ANTIGUA
Se le da el nombre de Latina Antigua a la primera versión conocida de toda la Biblia al latín. Parece que se hizo en el norte de África durante la segunda mitad del siglo II d.C.
Esta versión se basó en el texto griego tanto del Antiguo Testamento (Septuaginta) como del Nuevo Testamento. De ahí su importancia, pues nos ayuda a determinar el estado del texto de la Septuaginta en esa época. La Latina Antigua circuló profusamente en todo el imperio y sufrió revisiones que, en lugar de reflejar el latín literario y pulido de la época, reflejaban más bien las formas de hablar del pueblo común.
VULGATA LATINA
Se conoce con este nombre la Biblia preparada en latín por Jerónimo a fines del siglo IV. Es la versión de la Biblia que más amplia y profunda influencia ha ejercido en el mundo cristiano occidental. Vino a ser la «Versión Autorizada» de la iglesia catolicorromana, de ahí que su vocabulario influyera definitivamente en toda la obra teológica de la Edad Media y aun en la de nuestros días. De tal manera dominó también la obra literaria secular hasta el siglo XV, que las lenguas romances no pueden negar su deuda a los giros latinos de la Vulgata.
El origen de esta Biblia se debe al Papa Dámaso (366–384), quien ante el descrédito de la llamada Latina Antigua por las muchas revisiones y debido a lo común e iliterario de sus expresiones, designó en el año 382 al más estudioso y capaz de los eruditos bíblicos de su tiempo, a Eusebio Jerónimo, conocido simplemente como Jerónimo, para emprender una revisión completa del texto latino. Cuando Jerónimo entregó a Dámaso la primera parte de su trabajo, los cuatro Evangelios, explicaba que había cotejado cuidadosamente la versión existente con los manuscritos griegos, cambiando solo lo que había creído absolutamente necesario, reteniendo de la antigua versión latina toda la fraseología que ya se había vuelto muy familiar.
Tal vez este principio general explica la falta de uniformidad al traducir las mismas expresiones del original mediante diferentes expresiones latinas, como en el caso de la palabra griega arjieréus, que en Mateo se traduce princeps sacerdotum, mientras en Marcos es summus sacerdos y en Juan pontifex. Parece ser que este principio general caracterizó la revisión de todo el Nuevo Testamento y desde entonces se ha discutido entre los eruditos la participación que realmente tuvo Jerónimo en esta obra, llegando algunos a afirmar que ninguna.
En cuanto al Antiguo Testamento, después de intentar la revisión de varios libros con base en la Septuaginta, Jerónimo llegó a la conclusión de que el único camino a seguir era volver al hebreo verdadero. Para este trabajo Jerónimo viajó a la Tierra Santa; se estableció en un monasterio de Belén, estudió el hebreo y consultó con frecuencia a los rabinos judíos, lo cual explica la semejanza entre algunos pasajes de la Vulgata con los TÁRGUMES.
Por muchos años la gente rechazó el trabajo de Jerónimo por no entender la razón crítica de muchos de los cambios que realizó a la Antigua Latina. Aun Agustín criticaba la obra de Jerónimo porque al seleccionar el texto hebreo arrojaba dudas sobre la inspiración de la Septuaginta. No obstante, con el pasar de los siglos el cristianismo occidental la aceptó sin reservas, convirtiéndose en la Vulgata Versio, es decir, la «Versión Común».
VERSIONES SIRÍACAS
El dialecto arameo usado en Edesa y la Mesopotamia occidental se llamaba siríaco, que era similar pero no idéntico al arameo usado en Palestina en tiempos de nuestro Señor. La traducción más antigua del Nuevo Testamento al siríaco data del siglo II. De esta versión, aparte de algunas citas en la literatura patrística, solo quedan dos manuscritos. Ambos son copias fragmentarias de los Evangelios. A uno se le designa generalmente con el nombre de Siríaco Sinaítico de ca. Del siglo IV y al otro se le conoce con el nombre de Siríaco Curetoniano de ca. Siglo V.
El documento conocido con el nombre de «Diatesarón de Taciano» corresponde a una armonía de los cuatro Evangelios arreglada ca. 170 d.C. y que circuló ampliamente en el Cercano Oriente hasta que declararon hereje a Taciano. Las llamas devoraron este valioso documento del cual se conservan muy pequeños fragmentos en griego.
Una traducción árabe del Diatesarón se ajustó posteriormente a la versión siríaca llamada Peshita. La versión Peshita (en siríaco, simple) del Nuevo Testamento parece haberse producido en el siglo IV. Para esta fecha las antiguas versiones siríacas necesitaban una revisión y alguien se encargó de unificarlas en una sola versión sencilla que se convirtió en la Versión Común Peshita de las iglesias sirias. Esta forma revisada y cotejada con los originales griegos fue aceptada por ambas iglesias sirias, la nestoriana y la jacobita, y ha sido desde entonces transmitida con mucha fidelidad hasta nuestros días. Como la iglesia siria no aceptaba como canónicos los libros de 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis, la Peshita no los incluye.
Entre los jacobitas se hicieron varios intentos de restar popularidad a la Peshita, y a comienzos del siglo VI el obispo de Mabburg, llamado Filoxenus, comisionó a su coadjutor Policarpo que preparara una traducción del texto griego de toda la Biblia al siríaco, donde se incluyó por primera vez todas las epístolas de Pedro y de Juan junto con las de Judas y el Apocalipsis. De esta versión quedan muy pocos fragmentos.
La versión del Nuevo Testamento al siríaco palestino o, para llamarlo con más propiedad, arameo palestino, se hizo en el siglo IV. Solo quedan algunas porciones extensas de los Evangelios. Esta versión, aunque muestra la influencia de la Peshita, refleja una forma especial de texto griego existente en Palestina durante los siglos IV y V (TEXTO DEL NUEVO TESTAMENTO).
VERSIONES COPTAS
La última forma que tomó la antigua lengua egipcia se llamó copta y, hasta los comienzos del cristianismo, se escribió en jeroglíficos. Posteriormente se utilizó el alfabeto griego con la ayuda de unos pocos caracteres especiales. Del copto se conocen seis dialectos, y toda la Biblia o el Nuevo Testamento se tradujo especialmente a cinco de ellos. Porciones del Nuevo Testamento se tradujeron al sahídico que se hablaba en el alto Nilo, alrededor de Tebas, ca. Del comienzo del siglo III. Un siglo más tarde ya todo el Nuevo Testamento estaba traducido.
Hubo numerosas versiones en bohaírico, que se hablaba en el bajo Nilo, alrededor de Menfis, que se conservaron más completas y en mejor estado. Excepto por un importante manuscrito del Evangelio de Juan en subajmímico, dialecto que se hablaba al sur de Asyut y que data del siglo IV, tan solo unos pocos fragmentos se conservan en otros dialectos. Todos estos testimonios coptos del Nuevo Testamento se hallan hoy en pleno estudio y se consideran de mucha importancia para la crítica textual de los diferentes textos griegos que se usaron en las traducciones.
LA VERSIÓN GÓTICA
Son varias las razones que han habido para dar importancia a esta versión hecha en el siglo IV por el obispo Ulfilas, apóstol de los godos de las provincias del Danubio: Es la más antigua de cuyo autor tenemos plena identidad y es una de las pocas versiones de esa época para la cual se dice que el autor inventó un alfabeto, constituyendo así el más antiguo documento literario teutónico. Esta versión se conoce hoy, en forma fragmentaria, en seis diferentes manuscritos. El más completo es una lujosa copia que data del siglo V y contiene partes de los Evangelios. Está escrito en letras plateadas sobre vellón púrpura, de ahí que se le conozca con el nombre de Codex Argenteus: «códice plateado».
VERSIÓN ARMENIA
Durante la primera parte del siglo V, Mesrop, inventor del alfabeto armenio, y Sahak, el Patriarca, comenzaron una traducción de la Biblia a la lengua nacional armenia como reacción a la influencia de las versiones siríacas. Con todo, es probable que el texto base fuera en parte una versión siríaca. En general la versión armenia es de una belleza insuperable por su dicción y precisión. Con razón se le ha llamado: «La reina de las versiones».
VERSIÓN GEORGIANA
La lengua georgiana la hablaba un pueblo dinámico y fuerte que habitaba en el Cáucaso, entre el mar Negro y el Caspio. Parece no haber tenido relación con otras lenguas. El cristianismo llegó a los georgianos en el siglo IV y, de acuerdo con una tradición armenia, Mesrop inventó e introdujo un alfabeto entre los georgianos. No se sabe quién hizo la primera versión de las Escrituras ni qué base textual se utilizó para la misma, si el griego, el siríaco o el armenio. Lo que sí parece ser cierto es que las primeras porciones traducidas, posiblemente los Evangelios y los Salmos, datan del siglo V. En cuanto a la versión del Nuevo Testamento hay bastantes probabilidades de que se haya basado en el siríaco o en el armenio. Muchas revisiones parecen haberse llevado a cabo antes de que Eutimio hiciera una completa revisión en el siglo X, que ha servido de base a varias ediciones impresas.
VERSIÓN ETIÓPICA
La presencia del cristianismo en Etiopía, según la historia, comienza en el siglo IV con la presencia de Frumentino, a quien Atanasio, Patriarca de Alejandría, consagró obispo de Acsum. Posiblemente Frumentino inició la traducción de las Escrituras al etiópico. Lo cierto es que existe un buen número de versiones en esta lengua que acusan obviamente orígenes variados y que sin duda son copias de versiones muy antiguas.
VERSIONES ARÁBICAS
Es posible que no se hayan producido versiones árabes de las Escrituras antes de la muerte de Mahoma que, con el Corán, hizo del árabe una lengua literaria. Desde entonces y hasta el siglo XIII hubo varias versiones en las que se advierte claramente el texto que sirvió de base. Unas se hicieron directamente del griego mientras otras se hicieron del siríaco, del copto y del latín.
VERSIONES EN ESPAÑOL
LA BIBLIA ALFONSINA
Es probable que los valdenses y albigenses, en su celo evangelizador, hicieran llegar a España por lo menos partes de las Sagradas Escrituras a fines del siglo XII y principios del XIII, puesto que en 1233 el rey Jaime de Aragón se vio obligado a publicar un real edicto en el Concilio de Tarragona prohibiendo la lectura de las Sagradas Escrituras en otras lenguas que no fueran las lenguas muertas. Quizás este decreto haya sido eco de un edicto similar del Concilio de Tolosa de 1229. No obstante, en 1260, en la General Estoria de Alfonso el Sabio aparecieron los libros de la Biblia, pero en forma resumida y parafraseada. Por el número de manuscritos encontrados en las bibliotecas españolas del texto sagrado en lengua vernácula, se supone que hubo muchos intentos anteriores y posteriores a Alfonso el Sabio de traducir la Biblia o partes de ella al español.
EL NUEVO TESTAMENTO DE ENZINAS
La reforma religiosa del siglo XVI logró que todos los pueblos de Europa quisieran tener las Sagradas Escrituras como la fuente única de su fe y práctica religiosa. España no fue una excepción, y pronto aparecieron españoles dedicados a traducirlas directamente de los originales. Debido a la persecución inquisitorial, este trabajo debió hacerse fuera de las fronteras nacionales. A Francisco de Enzinas debemos la traducción y publicación del primer Nuevo Testamento completo que se conoció en español (1543).
EL NUEVO TESTAMENTO DE JUAN PÉREZ
Juan Pérez, erudito español, distinguido y honrado por el emperador Carlos V, fue el autor de una nueva publicación del Nuevo Testamento al castellano en 1556, al que agregó una traducción de los Salmos. El valiente Julianillo Hernández introdujo y distribuyó profusamente en suelo español este Nuevo Testamento a costa de su propia vida.
LA BIBLIA DEL OSO
La primera Biblia completa en castellano apareció en 1569 en Basilea, traducida por el erudito español Casiodoro de Reina. Hoy, después de varias revisiones (la última de ellas se hizo en 1995), sigue circulando ampliamente en el mundo de habla hispana bajo el nombre de la Biblia Reina-Valera. La primera edición contó con 2603 ejemplares. La segunda salió en 1602 y la tercera en 1622. Apareció con una «Amonestación», con notas al margen de la pluma del traductor y con los libros apócrifos dispersos en el Antiguo Testamento. Un ejemplar de cada una de las tres primeras ediciones de esta monumental obra se encuentran en la Biblioteca López del Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos de Buenos Aires.
Agotada la primera edición de la Biblia del Oso, Cipriano de Valera emprendió la tarea de revisarla cuidadosamente, cotejándola con los originales, como él mismo afirma.
Eliminó las notas marginales, actualizó la ortografía y acortó los encabezados y los títulos. Los libros apócrifos, que en la Biblia del Oso aparecían dispersos en el Antiguo Testamento, en la revisión de Valera aparecen reunidos y colocados entre los dos testamentos. La revisión (Amsterdan, 1602), apareció con una «Exhortación al cristiano lector» escrita por el mismo Valera al lado de la «Amonestación» de Reina.
FELIPE SCÍO DE SAN MIGUEL
En 1793, doscientos veinticuatro años después de la versión de Reina, apareció la primera traducción católica de la Biblia al castellano hecha directamente de la Vulgata.
DOS EDICIONES MÁS APARECIERON EN 1797 Y EN 1808.
FÉLIX TORRES AMAT
En 1823 apareció en Barcelona otra versión católica hecha de la Vulgata y que se conoce con el nombre de su autor. Con el fin de hacerse más accesible al lector popular, Torres Amat apeló en su traducción a frases y expresiones parafrásticas, que le han acarreado no poca crítica y sí mucho desprestigio.
RIVERA
En México, en 1833, se produjo en veinticinco tomos la primera traducción de la Biblia hecha en la América española. Es obra de un tal Rivera, quien se basó en una traducción al francés de la Vulgata que había realizado el Abad Vence, pero tuvo buen cuidado de cotejarla con los originales.
NUEVO PACTO
En 1858 se publicó en Edimburgo una versión bastante literal del Nuevo Testamento firmada con las iníciales G.N. y que, al parecer, corresponde al protestante Guillermo Norton. Se llamó «Escrituras del Nuevo Pacto»; su propósito fue «verter al castellano puro el significado del original griego, de una manera tan aproximada, tan clara, tan completa y tan uniforme como es posible». Se han hecho varias ediciones.
VERSIÓN MODERNA
En 1893 se publicó una traducción de toda la Biblia hecha por H.B. Pratt, misionero de la Iglesia Presbiteriana en Colombia. Una revisión apareció en 1923. Aunque al principio esta versión la aceptaron con bastante entusiasmo, posteriormente ha caído en desuso ya que el pueblo evangélico sigue prefiriendo la versión de Casiodoro de Reina. Juan Robles
En 1906 se imprimió un Nuevo Testamento traducido en el siglo XVI por Juan Robles. Esta versión se conoce como la «Traducción clásica de los Evangelios», y había permanecido olvidada en los archivos de El Escorial. El interés y cuidado de publicarla se debió a fray Maximino Llaneza. La ventaja y particularidad de esta traducción fue que no se hizo de la Vulgata, sino directamente de los originales. Es interesante ver la libertad con que el autor discute en su introducción y notas temas tan controvertidos en aquella época. De haberse conocido entonces hubiera sin duda ido a parar a manos de la Inquisición.
VERSIÓN HISPANOAMERICANA
En 1916 apareció la primera edición (Nuevo Testamento solamente) de la Versión Hispanoamericana, llevada a cabo por una comisión mixta de seis traductores protestantes que incluía personas oriundas de España e Hispanoamérica, así como algunos misioneros anglosajones. La novedad de esta versión es la adopción de los códices alejandrinos representados en la recensión de Eberardo Nestlé, apartándose de los códices bizantinos de que se sirvió Erasmo y el editor del «Texto Recibido» y que sirvieron de base a la traducción de Casiodoro de Reina (TEXTO DEL NUEVO TESTAMENTO).
PABLO BESSON
Se debe a Pablo Besson, pastor bautista, una traducción del Nuevo Testamento que se publicó en Buenos Aires en 1919. Como crítico y erudito de altos vuelos en materia de Nuevo Testamento, Besson produjo una traducción más bien para estudiosos que para el lector común.
NÁCAR-COLUNGA
La primera traducción completa de las Sagradas Escrituras al español, hecha directamente de los originales por eruditos catolicorromanos, apareció en 1944. Se debe a la erudición de dos profesores de la Universidad de Salamanca: el canónigo Eloíno Nácar
Fuster (Antiguo Testamento) y Alberto Colunga (Nuevo Testamento). Esta Biblia ha recibido una amplia aceptación por la limpieza, claridad y pureza de su estilo y por tanto ha tenido muchas ediciones.
JOSÉ STRAUBINGER
Para la misma fecha apareció en Argentina la primera Biblia completa traducida en Hispanoamérica directamente de los originales. La tradujo el obispo J. Straubinger, profesor de Sagrada Escritura en el Seminario Mayor de San José de la Plata (Buenos Aires). Esta Biblia ha tenido muy buena acogida entre el pueblo catolicorromano.
BOVER-CANTERA
En 1947 apareció en España una nueva versión de la Biblia traducida por los sacerdotes J.M. Bover (Nuevo Testamento) y F. Cantera (Antiguo Testamento). Hecha con un espíritu crítico, se puede decir que hasta la aparición de la llamada «Biblia de Jerusalén», esta era la única Biblia de estudio que existía en lengua castellana.
VARIAS VERSIONES HECHAS ENTRE 1947–1967
Estos años han sido particularmente fecundos en traducciones catolicorromanas hechas directamente de los originales. Aunque han aparecido muchas traducciones de los cuatro Evangelios y de otras porciones de la Biblia, mencionamos solo las traducciones completas del Nuevo Testamento, o de la Biblia, salvo la «Sinopsis concordada de los cuatro Evangelios» hecha por Juan Leal, profesor de Sagrada Escritura en la facultad teológica de Granada, y que se publicó en 1954. Esta obra se esfuerza en armonizar el texto de los cuatro Evangelios con un criterio científico. Obras como esta se conocen varias desde hace muchos años en el campo protestante.
1. En Toluca, México, apareció en 1962, en una edición de cuarenta mil ejemplares, una traducción del Nuevo Testamento auspiciada por CEBIHA (Centro Bíblico Hispano Americano).
2. En 1964 apareció en Madrid, España, una Biblia publicada por Ediciones Paulinas y traducida por un equipo dirigido por Evaristo Martín Nieto; que es una verdadera joya por su estilo y por su fidelidad a los originales.
3. Ese mismo año la Editorial Herder publicó una Biblia que llamó «Edición popular de las Sagradas Escrituras» y que Serafín Ausejo revisó y cotejó cuidadosamente con los originales, añadiendo el propósito: «Hombres doctos en la materia han procurado incorporar a esta edición los mejores resultados de otras versiones nacionales y extranjeras».
4. En 1964, la Editorial Verbo Divino publicó la traducción del Nuevo Testamento hecha por Felipe Fuenterrabía, es una obra de grandes méritos por su estilo y fidelidad, de la cual se han hecho ya muchas ediciones.
5. El año de 1967 fue especialmente rico en estas publicaciones. Apareció El Libro de la Nueva Alianza, traducción del Nuevo Testamento conducida por Alfredo B. Trusso, de Argentina, y dirigida especialmente a la mayoría del pueblo que carece de los conocimientos críticos y de los recursos del idioma para entender traducciones más refinadas.
LA BIBLIA DE JERUSALÉN
También en 1967 se publicó, después de cinco años de ardua labor llevada a cabo por un equipo de competentes traductores, la llamada «Biblia de Jerusalén». Con ese mismo título apareció primero en francés, luego en inglés y finalmente se publicó en castellano simultáneamente en España y Buenos Aires. De ella dijo Germán Arciniegas que es «una obra en español que flotará por sobre todo lo demás que se ha publicado en muchos años». El equipo de traductores españoles estuvo dirigido por Pedro Franquesa y José María Solé, misioneros clarentinos.
NUEVO TESTAMENTO «ECUMÉNICO»
Todavía en el mismo campo catolicorromano, pero hecha con «espíritu ecuménico», la Editorial Herder de Barcelona publicó también en 1967 la traducción de un Nuevo Testamento. Esta edición la costeó la Comunidad Protestante de Taizé, Francia. La traducción misma la realizaron tres eruditos católicos y revisó un equipo interconfesional, ya que en algunas de sus sesiones estuvieron presentes algunas personalidades protestantes como Gonzalo Báez-Camargo, de México; Luis Fidel Mercado, de Puerto Rico, e Ignacio Mendoza, de España, los que también tuvieron la oportunidad de revisar y anotar las pruebas de galera antes de su publicación.
VERSIÓN POPULAR: DIOS LLEGA AL HOMBRE
La primera traducción que se hace al castellano en el campo protestante desde la aparición de la versión de Besson (1919). El propósito y el alcance de esta versión, que apareció en 1966 y de la cual ya se han vendido muchos millones de ejemplares, están expuestos muy claramente en la introducción del volumen: «Como es una traducción distinta y no una revisión de las otras versiones, su vocabulario y estilo es, por tanto, diferente. Se ha tratado de expresar el significado del original griego en el castellano de hoy día. Se ha dado preferencia a los vocablos y formas gramaticales castizos que son propiedad común del habla popular de todos los niveles de la cultura. Como la Versión Popular evita ciertos giros literarios y algunas expresiones poco usadas, no es tan literal como otras versiones de la Biblia. Su propósito es comunicar el mensaje del original en términos bien conocidos, siguiendo el ejemplo de los autores del Nuevo Testamento, que escribieron en el lenguaje común y corriente de su época».
LA BIBLIA PARA LATINOAMÉRICA
Típica de una nueva serie católica de Biblias cuyas notas y fraseología reflejan una honda preocupación pastoral es «la Biblia en su texto íntegro, traducida, presentada y comentada para las comunidades cristianas de Latinoamérica y para los que buscan a Dios, por un equipo pastoral bajo la dirección de Ramón Ricciardi» (con base en Chile). Vio la luz en 1971 en Madrid, Ediciones Castilla.
LA BIBLIA AL DÍA
Esta versión, que apareció por primera vez en 1973, se trata de una paráfrasis de las Sagradas Escrituras. Se preparó siguiendo el estilo de la famosa Living Bible estadounidense. Sin embargo, ha sido ampliamente revisada y cotejada con otras versiones.
BIBLIAS EN PREPARACIÓN
Actualmente la International Bible Society está trabajando en la versión que se conocerá con el nombre de Nueva Versión Internacional. Además, las Sociedades Bíblicas están preparando otra versión en lenguaje bien sencillo.

VERSIONES EN OTRAS LENGUAS IBÉRICAS

En España se han hecho varias versiones a idiomas ibéricos como fruto del resurgimiento de los idiomas regionales y del intenso interés por la Biblia.
VERSIONES CATALANAS
L’ EVANGELI SEGONS SANT MARC
Fundació bíblica evangélica, Barcelona 1970. Es parte de una nueva versión evangélica en preparación. El lenguaje es sencillo y digno. Esta traducción incorpora a los evangélicos al movimiento bíblico en lengua catalana.
LA BÍBLIA
Versión de los textos originales de notas por los monjes de Monserrate. Casal I Vall, Andorra 1969–1970. Esta versión erudita es la culminación de cincuenta años de movimiento bíblico en Cataluña. Como traducción se apega a los textos originales, pero se expresa en catalán literario. Las notas ofrecen un comentario extenso, muy útil para los cristianos de todas las tendencias.
BÍBLIA
Fundació Bíblica Catalana, Alpha, Barcelona, 1968. Es la versión que se prefiere en Cataluña y un modelo de entusiasmo bíblico y trabajo de equipo. La traducción es libre y está expresada en un catalán hermoso. Los comentarios bíblico-teológicos se hallan en la línea más renovadora del catolicismo romano actual.
VERSIÓN GALLEGA
A Palabra de Deus, Do Adro, Santiago 1965ss. Esta novísima traducción al gallego cuenta hasta ahora con los Evangelios y los Salmos. La traducción es fiel y dulce. Las notas representan una postura catolicorromana tradicional.
VERSIONES VASCUENCES
Los evangélicos fueron pioneros en esta tarea, pero en épocas pasadas. El pastor calvinista Juan de Lizárraga publicó ya en el año 1567 su traducción del Nuevo Testamento: Iesus Christ Gure Iaunaren Testamentu Berria. En nuestros días el jesuita Olabide tradujo toda la Biblia al moderno éuscaro (o vascuence) literario: Itum Za eta Beia. Editorial Mensajero, Bilbao 1958. Traducción que trata de superar las grandes diferencias dialectales del vascuence hablado. Es de gran valor lingüístico.